Puede que un día, sin darnos cuenta nos demos un
“tropezón”. Ese tropezón nos dura todo el día, incluso semanas y meses, y nos
da la sensación de que somos torpes, feos, gordos, antipáticos, inútiles, y
todo lo malo que uno pueda pensar.
En realidad no nos paramos a pensar que el motivo por el
que nos sentimos tan mal no es el habernos levantado con el pie izquierdo. O
que hayamos suspendido un examen. O que hayamos discutido con nuestra pareja.
El motivo por el que ese día no sonríes eres tú mismo.
TÚ ERES TU PEOR ENEMIGO.
Pero no te equivoques, esto no es malo. Todos necesitamos
venirnos abajo alguna vez. Igual que necesitamos volver arriba. Cuando creemos
que hay algo que pesa demasiado, no es un problema externo: es simplemente que
no nos vemos capaces.
Y ¿sabes qué?
NO HAY SUEÑOS IMPOSIBLES
Llorar y tomarse un tiempo de reflexión está bien, pero
siempre asegurándonos que le dedicamos el tiempo necesario. Volver a sonreír es
más fácil de lo que pensamos, sólo tenemos que quitarnos de la cabeza esa
vocecilla que nos dice: NO VOY A SER CAPAZ.
![]() |
Alcazaba de Badajoz, verano de 2010 |
Os propongo pensar una razón por la que sonreír esta
semana, para que nos demos cuenta de que, por muy pequeña que sea, siempre hay
una razón por la que ser feliz :)
Que razón tienes
ResponderEliminar